Cuando mucha gente piensa que en esto de los videojuegos está todo inventado y se ha llegado a un punto en el que prácticamente las desarrolladoras se dedican más al acabado estético de un título que a renovar el género al que pertenece, aparece un pequeño estudio francés que con su ópera prima pone patas arriba la industria. A pesar de su bajo presupuesto, Clair Obscur: Expedition 33, desarrollado por Sandfall Interactive, ha sabido crear un nuevo planteamiento para los juegos de rol creados por los japoneses, los JRPG. Añadiendo mecánicas de otros géneros –incluyendo los bloqueos y esquivas tan de moda en los soulslike–, han convertido los combates por turnos en entretenidas batallas en las que el jugador no deja de sentirse parte de la acción.
«Un millón de copias vendidas ya, para uno de los juegos más valorados de la historia, y es francés. Bravo por Sandfall Interactive y todos los creadores de Expedition 33. Sois brillante ejemplo de la creatividad y la audacia francesa». Esas han sido las palabras que el presidente de la república francesa, Emmanuel Macron, ha dedicado en Instagram al juego tras su rápido aumento en ventas durante su primera semana en el mercado. Y no es para menos, porque el título contiene referencias suficientes para introducirnos en el arte y ambientación del país vecino durante finales del siglo XIX.
En sus primeros minutos, una engalanada ciudad celebra vestida de belle epoque un momento dramático para cada una de las personas que abarrotan –aunque algunos NPC se repiten– los alrededores del muelle de Lumiere, la ciudad separada del continente a raíz de un cataclismo sufrido hace años. Un prólogo cargado de sentimentalismo que da paso a una fantástica aventura de dramático argumento. Desde que sucediese el cataclismo, cada año los habitantes de una determinada edad desaparecen esfumándose en el aire. Nos situamos durante el cambio del año para los de 34, siendo los siguientes en desaparecer los de 33 como consecuencia de lo que vienen a denominar el «gommage».
Desgraciadamente, los niños se van quedando huérfanos y han de ser tutelados por jóvenes como Gustave, el protagonista al que, junto a un pequeño grupo de exploradores, manejaremos con el fin de derrotar a un personaje omnipresente que anualmente cambia la fecha del próximo «gommage», un personaje a la que llaman «la peintresse», «la pintora». El objetivo es embarcarse para llegar hasta ella y eliminar ese dramático final que se viene celebrando anualmente, a pesar de las expediciones anteriores y la desaparición de sus integrantes.
Así, la expedición 33 llega al continente para recorrer todos sus fantásticos y diversos territorios plagados de curiosas escenas con objetos y plataformas flotantes, ciudades sumergidas y un sinfín de escenarios que evocan una distópica realidad más cercana a un mal sueño, a una pesadilla repleta de criaturas extrañas que se interpondrán en nuestro camino para intentar eliminarnos. Encontraremos incluso fases de plataformas con las que conseguir algún que otro cosmético o catalizadores de croma (la salud del juego) si es que conseguimos buenos tiempos. Pero lo importante lo encontramos en los combates por turnos, con un innovador sistema que enriquece la jugabilidad manteniendo alerta al jugador durante el turno enemigo.
Es inevitable recordar la saga Persona cuando vemos los menús de los combates. Cada uno de los tres personajes que podremos manejar en las contiendas puede elegir, durante su turno: atacar; apuntar con su arma correspondiente para lanzar un proyectil al enemigo elegido, sin que por ello pierda el turno (aunque sí puntos de acción); emplear habilidades que también consumen puntos de acción; o usar objetos, por ejemplo, para restaurar la salud, reanimar a un caído o facilitar un escudo protector al grupo.
A la hora de defendernos de los ataques, deberemos estar atentos para pulsar un botón justo en el momento indicado, como en los QTE, y así conseguir esquivar o –lo que es más efectivo– bloquear el golpe, con lo que obtendremos puntos de acción e incluso un contraataque automático. Algunos enemigos emplean ataques distintos contra los que no se puede ejecutar un bloqueo. Es el caso de los enormes bichos que saltan para provocar un terremoto, ante lo cual deberemos lograr saltar en el momento exacto. Un intenso combate, alejado de los tradicionales JRPG, al que se suman las tres mejoras con las que podemos equipar a cada personaje, denominadas «pictos», que sirven para aumentar el nivel de defensa o ataque.
Además, tras cuatro combates ganados, se transforman en «lúminas», que también podrán ser utilizadas por el resto del equipo. En resumen, tenemos una gran cantidad de combinaciones que convierten los combates en únicos. Iremos subiendo de nivel, consiguiendo más habilidades en cada uno de los árboles de los personajes y gestionándolo todo, incluyendo viajes rápidos en las zonas en las que anteriores expediciones implantaron su bandera, con el número correspondiente al año de su «gommage». Zonas en las que también podremos descansar para guardar la partida o trasladarnos al campamento, donde tenemos la posibilidad de mejorar el armamento, interactuar con nuevos compañeros que se sumarán a la causa y conseguir superar la aventura, culminándola con uno de los varios finales que se ofrecen y que, al igual que en el prólogo, nos harán soltar la lagrimita.
Clair Obscur: Expedition 33 está disponible para PlayStation 5, Xbox series, Game Pass y PC.